Ducharse en el mundo moderno se ha convertido en un problema porque la calidad del agua ha cambiado mucho, una de las principales causas de irritación de la piel es el cloro en el agua y los chorros irregulares en la mayoría de las duchas. La combinación de agua con cloro también despoja a la piel de sus aceites naturales, lo que puede provocar sequedad y picazón. Lo mismo ocurre con nuestro cuero cabelludo. La higiene y la estética de nuestros conjuntos de baño, bañeras y mamparas de ducha también se resienten. La eterna lucha con los restos de jabón y champú y la cal implica trabajo adicional y costes de uso de productos de limpieza.